La reciente aparición del término «Falklands» para referirse a las Islas Malvinas en un comunicado oficial del gobierno argentino ha generado una ola de repudio en distintos sectores políticos y sociales. El uso del nombre en inglés, impuesto por el Reino Unido, fue calificado como una falta de respeto hacia la memoria de los caídos en la Guerra de Malvinas y hacia la soberanía argentina.
El comunicado en cuestión se emitió tras la reunión entre la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, y Gilles Carbonier, vicepresidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en el marco de las negociaciones para continuar con el Proyecto Humanitario que busca identificar a los combatientes argentinos caídos en el conflicto de 1982. Sin embargo, lo que desató la indignación fue que, por primera vez, el documento incluyó el nombre «Falklands/Malvinas», algo que no pasó desapercibido para la opinión pública.
Organizaciones defensoras de los derechos de los veteranos de guerra, familiares de los caídos y figuras políticas de distintos partidos manifestaron su rechazo enérgico ante lo que consideran un acto de desconsideración y sumisión ante el Reino Unido. «Es inaceptable que el propio gobierno argentino utilice una denominación colonial para referirse a nuestras islas, por las cuales nuestros soldados dieron su vida», señalaron en un comunicado conjunto varias asociaciones de excombatientes.
El impacto no solo se hizo sentir en el ámbito político, sino también en las redes sociales, donde miles de usuarios expresaron su indignación y exigieron explicaciones al gobierno. «Las Malvinas son argentinas. No hay lugar para el nombre Falklands en ningún documento oficial de nuestro país», fue una de las consignas que se viralizó rápidamente.
Ante la escalada de críticas, el gobierno intentó minimizar el incidente argumentando que se trató de una «traducción errónea» del Comité Internacional de la Cruz Roja, sin intención de ofender ni de modificar la postura oficial sobre la soberanía. No obstante, para muchos, la explicación resultó insuficiente. «No hay excusas para permitir este tipo de errores. Las palabras importan, y más cuando hablamos de un tema tan sensible como la soberanía nacional», expresó un legislador opositor.
Desde sectores de la oposición, se ha señalado que este hecho pone en duda el compromiso del actual gobierno con la defensa de la soberanía sobre las Malvinas, un tema que históricamente ha unido a los argentinos más allá de las diferencias partidarias. «Nos preocupa que este tipo de deslices reflejen una falta de firmeza en nuestra posición respecto a las islas», advirtió un referente político.
La polémica sigue creciendo, mientras que desde el oficialismo intentan contener el malestar generado por lo que muchos consideran un agravio a la memoria de los héroes de Malvinas y un paso atrás en la defensa de los derechos soberanos de la Argentina.