El PRO en caída libre: fugas, traiciones y el fantasma de la extinción

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El PRO se desmorona y no hay red que lo sostenga. La crisis no es solo nacional, en Misiones el derrumbe es total: renuncias, traiciones y un liderazgo fantasma que no da señales de vida. Natalia Dorper, excandidata a vicegobernadora en 2023, pateó el tablero y dejó el partido, denunciando que es un “espacio cerrado” donde la cúpula no representa a nadie.

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El partido que alguna vez fue la gran apuesta de la centroderecha argentina hoy parece condenado a la irrelevancia. Mientras la nueva derecha libertaria avanza con paso firme, el PRO se debate entre sobrevivir como un apéndice de La Libertad Avanza, también golpeado, o hundirse en su propio laberinto de internas y egos. El liderazgo de Mauricio Macri está más difuso que nunca y sus intentos por sostener el partido parecen más un manotazo de ahogado que una estrategia real.

El PRO en caída libre: fugas, traiciones y el fantasma de la extinción

En Misiones, la fractura es evidente. En enero, dirigentes como Alfredo Schiavoni intentaron darle un poco de vida al partido con una carta abierta exigiéndole a Martín Goerling y a Enrique Loreiro que acuerden con los libertarios. Dos meses después, el silencio sigue siendo la única respuesta. Mientras tanto, el éxodo continúa y cada vez quedan menos soldados en el campamento amarillo. La falta de conducción es evidente, y lo que antes era una estructura con peso en la oposición provincial hoy parece una cáscara vacía sin rumbo claro.

Dorper fue tajante al irse: “No se puede seguir en un espacio cerrado, sin diálogo ni consenso”. Y no es la única que lo piensa. A nivel nacional, figuras como Cristian Ritondo ya saltaron del barco, dejando al PRO con más bajas que un ejército en retirada. El partido que supo gobernar el país entre 2015 y 2019 hoy ni siquiera puede resolver sus propias internas.

El desgaste no es solo en Misiones. En Buenos Aires, Córdoba y otras provincias, el PRO enfrenta el mismo dilema: someterse a un liderazgo libertario o intentar una reconstrucción sin figuras fuertes ni una estrategia clara. La UCR tampoco está en mejor posición, lo que deja a Juntos por el Cambio en estado terminal.

Con cada renuncia, cada golpe de timón sin destino y cada traición interna, el PRO parece más cerca de su final. La pregunta ya no es si el partido se va a recuperar, sino si le queda algún futuro.

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