La Recursividad en la Política
La actitud pro positiva de la Renovación, enfocada en resolver problemas más que en poner trabas, reflejada en la colaboración con el gobierno nacional que necesita de herramientas legislativas para corregir los desajustes macroeconómicos seduce a los jóvenes libertarios misioneros. Ideas superadoras, rechazo al pasado y defensa de intereses propios, son las principales características de una generación que emerge en la sociedad e inaugura un nuevo tiempo político.
Catalogado como uno de los filósofos de la tecnología, el chino Yuk Hui ha explorado el concepto de la “recursividad” en el contexto de la tecnología y la filosofía. En términos generales, es un proceso en el que una función se llama a sí misma; esto quiere decir que un sistema puede evolucionar y adaptarse a través de la repetición de procesos que se refieren a sí mismos. Hui aplica este concepto a la forma en que las tecnologías y los sistemas se desarrollan y se interrelacionan, sugiriendo que la recursividad puede ser una forma de entender cómo se construyen y se transforman, entre otras cosas, las realidades sociales.
En política, tanto la toma de decisiones como la estructura de poder, pasando por la gobernanza, implican un proceso recursivo, en tanto una vez implementadas las acciones de gobierno, éstas se evalúan, se ajustan y se vuelven a implementar en un círculo continuo
Si lo vinculamos a la política, podemos pensar en cómo las decisiones políticas y las estructuras de poder pueden ser vistas como procesos recursivos. Por ejemplo, las políticas gubernamentales no solo se implementan una vez; se evalúan, se ajustan y se vuelven a implementar en un círculo continuo. Cada decisión política puede influir en el contexto social y, a su vez, el contexto social puede influir en futuras decisiones políticas. Esto crea un sistema dinámico donde las acciones y reacciones se retroalimentan, permitiendo un crecimiento y adaptación constantes y enfocado en resolver el problema.
De este modo, la búsqueda y consolidación de la paz está en la esencia de cualquier contrato social. Acotar las divisiones, enmendar errores y reparar daños, desalentar los enfrentamientos, sanar rencores y resentimientos, levantar a los caídos e incluir a los marginados y, neutralizar todo motor de violencia, constituye la esencia de un buen gobierno y cimenta cualquier programa que aspire a un futuro viable.
La orientación hacia la paz, superando rencores, envidias, pugnas y divisiones, configura una piedra fundamental para cualquier sociedad y, necesariamente, un eje central también de nuestro reflexionar.
La paz social fue definida por San Agustín como uno de los mayores bienes terrenales, aunque indefectiblemente requiere del ordenatorio poder del gobierno. Y remarca en su icónica obra “De civitate Dei” que para evitar la servidumbre de la anarquía y el crimen, es preciso aceptar el poder político, que sostenga la ansiada “tranquilidad en el orden” o “concordia ordenada”. Sólo el orden justo para el bien común permite el florecimiento de aquella. En la Summa Teológica, Tomás de Aquino explica que existen dos tipos de disensiones: “la de los hombres entre sí, la del hombre consigo mismo”. También se refiere a los obstáculos, los que creen en la guerra como modo de lograr la paz, claramente visible en el lema romano “si vis pacem, para bellum”, y a todas las inclinaciones contrarias al otro, el odio, el desprecio, la envidia, el disenso, la indiferencia. Es que la amistad, en política, no es algo dado, sino construido de modo arduo. Lo dado es la tendencia a la enemistad, como rasgo permanente de la condición humana.
Cuando Platón pensó en una república guiada por sabios guardianes, partía del concepto de que, así como la moral estaba destinada a ordenar las conductas humanas, la política era el ordenador de la vida. Con todo, es menester fundar la paz presente y la concordia futura sobre una sana política que cierre los enfrentamientos del pasado, como una sólida señal de cambio de época.
En el último tiempo se puede observar en Misiones que, con relatos extremos y polarizantes, un puñado de referentes de la oposición han venido intentando instalar la agenda del fracaso, la frustración y el resentimiento.
La dificultad para el régimen democrático radica en que los reclamos racionales se contaminan a partir de que se expresan en un marco simbólico de extremidad. En este sentido, la mediación política y mediática se dificulta, formándose dos espacios simbólicos ideológicos que se observan entre sí, pero no interactúan. Es ahí donde la polarización afecta las interconexiones institucionales y simbólicas que el sistema democrático necesita para resolver los conflictos. La negociación y el diálogo son parte de las relaciones agonistas. Existen en el marco de las diferencias. Pero el problema que se presenta es que los encuadres polarizantes crean dos espacios desconectados.
El politólogo especializado en comunicación política Juan Ignacio Issa sostiene que la construcción de dimensiones simbólicas paralelas es funcional para algunos sectores que son los mismos que las alimentan permanentemente. Es decir, esta polarización afecta la estructura institucional del sistema democrático. Crear una narrativa polarizante implica no pensar la magnitud de esta tragedia, sus consecuencias sociales y políticas. Transitamos un nuevo tiempo que demanda una clase dirigente que se adapte y esté a la altura de las exigencias de la sociedad.
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Por qué el Blend capta la atención de los jóvenes
Hemos hablado del concepto de recursividad y su vinculación con la política. Ese sistema dinámico donde las acciones y reacciones se retroalimentan y permiten un crecimiento y adaptación constantes y enfocado en resolver problemas, se observa claramente en la Renovación.
Tiempo atrás, el ingeniero Carlos Rovira remarcó que el principal escollo que tiene la política de todo el mundo, de todos los partidos políticos, es la participación de la juventud, una cuestión difícil de resolver y que representa un activo muy importante en la configuración de las sociedades.
En dicha oportunidad, el conductor de la Renovación destacó que ningún espacio político del país ha asignado tanta importancia y sentido estratégico a los jóvenes. Al mismo tiempo, consideró a la juventud como la nueva paridad de estos tiempos y que ha nacido con una fuerza inusitada, bien ganada.
Esa recursividad que se hace patente de manera permanente en la Renovación le ha permitido una formidable capacidad de adaptación a los nuevos tiempos. Al día de hoy, el Blend político misionerista ya cuenta con la tercera generación de jóvenes misioneros con cultura renovadora, que no respetan mandatos políticos de nadie, sino que vienen despojados de todo tipo de ataduras y con una mentalidad ecléctica, superadora de los odios, tanto los actuales como los del pasado. Todo esto encuentra en la Renovación el mejor ámbito para el desarrollo atento a su amplio nivel de apertura hacia las nuevas ideas, totalmente diferente a los otros espacios políticos misioneros, que se caracterizan por ser cerrados clubes de amigos, manejados por un puñado de familias, llenos de internas e inmersos en la burbuja de las redes sociales en donde crean una realidad paralela que les satisface y los aleja cada vez más de la sociedad y del mundo real.
Los jóvenes que hoy representan al Blend se manejan sólos; no son rehenes de preconceptos ni son guiados por ideologías que han quedado vetustas. Tienen una visión líquida y más independiente, lo que los lleva a movilizarse por causas ligadas a sus propios intereses. Esta dinámica del comportamiento de los jóvenes los lleva a ver en Milei el camino a nivel nacional y, al mismo tiempo, a nivel local encuentran en la Renovación la mejor plataforma que les garantiza la evolución política ascendente.
En este contexto, el Blend es la síntesis de la recursividad en la política, se ha transformado en una realidad y representa el paraguas que contiene a todos aquellos jóvenes que buscan ser protagonistas de la historia grande de la provincia.
(*) Por Nicolás Marchiori
(*) Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer (Alemania) y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político (Colombia).