OPINIÓN | José Ignacio Rucci y la Juventud Peronista: El Espíritu Joven de la Resistencia por Santiago Giraudo

Fermín Chávez enseñaba que, para dar un buen salto hacia adelante, a veces resulta conveniente dar unos pasos hacia atrás, entonces, recordemos a José Ignacio Rucci. Podemos describir a Rucci con variados calificativos; héroe, mártir, leal, patriota, trabajador, compañero, pero además creo que fundamentalmente Rucci fue un joven resistente. Pongamos algunos puntos sobre las ies.

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Muchas veces desde el campo intelectual del Movimiento Nacional se persiste en un error, se asocia a la “Resistencia peronista” con el sindicalismo, y a la “juventud peronista” con aquel malón de jóvenes ingresados al peronismo en principio de los 70, aquella “juventud maravillosa”, veamos que esto no es del todo correcto.

 

Tras el levantamiento armado del 16 de septiembre, derrocado y exiliado el Presidente Juan Perón, en aquellos últimos meses de 1955 comenzaron a reunirse los primeros grupos de juventud peronista, integrados por aquellos “únicos privilegiados” de Perón y Eva Perón, quienes participaron de los Campeonatos Infantiles Evita y recibían una revisación médica por primera vez en su vida, al compás de “seremos deportistas de todo corazón, para forjar la nueva y gran generación”. Alberto Brito Lima, José María Tito Bevilacqua, Felipe Vallese, Envar “cacho” El Kadri, tenían tan solo 15 años, Jorge Rulli 16, Alejandro “el gallego” Álvarez tenía 19 y Gustavo Rearte 24 años, entre otros, y otras como  Beatriz “Bechi” Fortunato; esta es la generación que sin ninguna experiencia política previa, tomó la elección de vida de un camino lleno de sacrificios, luchar por un ideal por el que valen todos estos sacrificios, hasta el de la propia vida; los “actos relámpagos”, la confrontación y discusión callejeras con los CC (comandos civiles), entrega de folletos, publicaciones clandestinas como la Revista Trinchera, y el siempre acompañamiento a las huelgas y actividades del sindicalismo peronista, que se organizaba y resistía a los embates y persecución de la autoproclamada “Revolución Libertadora”, a esto que se lo denominó la “Resistencia Peronista” también la integraron estos embrionarios grupos de jóvenes. Aquella emblemática toma del Frigorífico Lisandro de la Torre es un ejemplo de esto, con la participación del sindicalismo con Saúl Ubaldini y el propio Rucci, y esta militancia juvenil con Alberto Brito Lima y Jorge Rulli, todos actores de esta gesta.

 

José Ignacio Rucci también tomó esta elección de vida desde joven, recordemos que con tan solo 33 años fue elegido Congresal de la UOM para el Congreso Normalizador de la C.G.T en agosto de 1957, aquel que dio nacimiento a las “62 organizaciones peronistas”. Rucci como Secretario General de la C.G.T fue el fundador de la Juventud Sindical Peronista, conformada para confrontar a la variante sindical clasista de inspiración marxista que asomaba como competidora del aparato gremial peronista, y además para contrarrestar el avance de la juventud radicalizada sobre las estructuras políticas del Movimiento. Rucci pedía a los jóvenes en ese entonces “Procuren no caer en la inocencia de erigirse en dueños absolutos de un proceso que debe ser de todos y para todos, y que tiene en su conducción a un hombre que se llama Juan Domingo Perón. Existen quienes muy interesadamente no retacean “elogios” a la juventud con la intención de colocarla como una cosa distinta al resto de la comunidad. Y eso es un juego muy peligroso. Yo diría a los hombres y mujeres de esta nueva generación: hay que tener cuidado con las diabólicas instrumentaciones de quienes pretenden hacerles creer que el trasvasamiento generacional implica trasvasamiento ideológico. Los que nos sentimos peronistas, los que nos sentimos argentinos, los que estamos dispuestos a ofrecer nuestra dignidad como hombres al servicio de la causa del pueblo, jamás delegaremos nuestro profundo sentimiento de nacionalidad para enrolarnos en esquemas extranjerizantes”*.

 

Es el propio Perón quien transmitió a la “juventud de la nueva Argentina” en comunicaciones oficiales (el último discurso de apertura de sesiones legislativas en 1955 es dedicado a la juventud), en la portadora de la nueva doctrina nacional, el mandato de asegurar la patria futura, porque sabía que aquellos “únicos privilegiados” no iban a dejar que se apague la llama justicialista. Entre estos “privilegiados” o beneficiarios se encontraba José Ignacio Rucci, producto ejemplar de la Revolución Social Justicialista, nació en la Argentina “granero del mundo” en el año 1924, vivió la industrialización de nuestra patria para finalmente convertirse en un obrero de fábrica, de hijo de inmigrantes campesinos italianos a arquetipo del sindicalismo argentino.

 

El Movimiento Peronista, es fundamentalmente un movimiento de jóvenes, su misma naturaleza revolucionaria así lo determina, y así lo inaugura su bautismo de sangre con el primer mártir del peronismo, Darwin Passaponti, con 17 años moría asesinado el mismo 17 de octubre de 1945, el peronismo nace joven y seguirá vivo sí y sólo si sigue teniendo marcada su ascendencia juvenil.

 

“Las ideas políticas sobreviven si son asimiladas por las nuevas generaciones de manera desinteresada e idealista. No es el caso de los grupos que adhieren a determinadas ideas, siempre y cuando les consigan un buen empleo como fue durante la concordancia de la Década Infame. Los caudillismos se terminan cuando se les termina el dinero que, por lo general, es del Estado. En un país marginado como el nuestro, la dirigencia política nunca va a tener más dinero que el capitalismo internacional”**.

 

Mientras haya una juventud dispuesta a la Reconquista, la Nación no será vencida.

*Las Bases. Año I, N°13, pp.19.

** Roberto “Coco” Surra en “El Comando de Organización de la Juventud Peronista. La verdadera historia”, sb editorial, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2023.

Por Santiago Giraudo